Vivimos una sociedad en la a veces más preocupada de mostrar la vida que de vivirla. Así y todo, cada momento del día, pese a su aparente simpleza, puede ser digno compartirse en una red social y vestirse de encanto con un buen filtro. Reconozco que uno de los problemas no es usarlas para difundir lo que hacemos, sino compartir información que no es nuestra o que simplemente no es necesario subir a las redes. En ocasiones, sobre entusiasmados compartimos sin etiquetar, sin citar y a veces sin autorización. Casi siempre lo hacemos sin tener presente el impacto que esto tiene en nuestra huella e imagen digital... No hay ley alguna que regule lo que publicamos en las redes sociales, pero como docentes, hay cosas que no deberíamos compartir en estos espacios; no solamente porque puede incurrirse en una falta ética, o ilegalidad, sino porque porque no tenemos el consentimiento del establecimiento, de nuestros alumnos ni de sus familias. He seleccionado algunos temas para partir esta discusión... Evitemos compartir en la web o en redes sociales: -Imágenes o vídeos tomados en clase o en actividades escolares educativas con estudiantes dentro o fuera del establecimiento sin consentimiento explícito de los padres de menores de 13 años y asentimiento en mayores de 13. -Resultados de encuestas que han respondido estudiantes, familias u otros docentes. ( si lo haces, debes tener consentimiento de los padres y asentimiento de los estudiantes) -Imágenes o vídeos de otros profesores que no lo hayan autorizado. -Las actividades que hacen en clases clases o el contar anécdotas que les impliquen. (incluso si las trato de manera anónima, es importante ser cuidadosos con la exposición de la vida ajena) -Los mensajes o testimonios que nos envían de forma privada a apoderados o estudiantes. Información acerca de problemas o características personales que podrían sobreexponerlos(as) innecesariamente. Tampoco debemos hablar de sus orientaciones sexuales, ni de trastornos de alimentación o problemas familiares que les afectan. -Resultados de exámenes, tareas o trabajos que aunque sean “anónimos” puedas exponerlos de igual manera. Entendemos la libertad como la capacidad de actuar según sea nuestra necesidad pero sin afectar el bienestar de los demás. Ya no es sólo una cuestión legal, sino se trata de ética y estética. No se ve bien hablar de otros, sin que los otros no te consientan. Nuestro trabajo es hacer que los alumnos aprendan, no difundir sus datos personales. Al contrario, deberíamos cuidarlos. No agitemos pancartas contra los profesores influencers, todos nos hemos equivocado más de una vez en esto de publicar fotos de otros sin pensar en el impacto que puede significar. Lo importante es saber que somos dueños de lo que callamos y esclavos de lo que publicamos.
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